Enorme victoria para la libertad en Internet: Google debe vender su navegador Chrome
La decisión antimonopolio del Departamento de Justicia de acabar con el monopolio de Google es una gran victoria para una Internet mejor y más justa para todos.
En Tuta hemos visto de primera mano cómo las prácticas monopolísticas de Google perjudican a los operadores más pequeños. A principios de este año, nuestro sitio web tuta.com fue repentinamente desclasificado en los resultados de búsqueda de Google sin previo aviso ni explicación.
Esto supuso un gran problema para nosotros: Como pequeño competidor de Gmail, necesitamos ser visibles en Internet, sobre todo a través de los resultados de búsqueda, para que las personas que buscan soluciones de correo electrónico seguras y privadas tengan realmente la oportunidad de encontrar nuestro servicio y contratar una cuenta de correo electrónico gratuita.
De la noche a la mañana, nuestra visibilidad se redujo drásticamente, lo que frenó nuestro crecimiento y nos obligó a competir en igualdad de condiciones. Esta experiencia puso de manifiesto el enorme poder que tiene Google sobre quién ve qué en Internet. El poder de Google ha llegado a ser tan grande que hoy en día las empresas pagan a Google (a través de los anuncios de búsqueda de Google) para que el sitio web de su empresa aparezca en primer lugar cuando la gente -adivina qué- busque en Google exactamente esa empresa.
Romper el monopolio
En mi opinión, es escandaloso que las empresas tecnológicas como Tresorit tengan que pagar a Google -un gigante tecnológico que compite con la mayoría de las empresas tecnológicas, también con Tresorit- por una posición de primera búsqueda. De este modo, las empresas tecnológicas alimentan a su propio competidor -Google-, lo que facilita a Google mantener su posición monopolística.
Y esto no es sólo mi opinión personal. Google posee más del 90% del mercado mundial de búsquedas y casi el 67% de la cuota de mercado de los navegadores. Aunque hay navegadores mucho mejores y más privados que Chrome, la mayoría de la gente se queda con lo que ya conoce, y desde que Chrome se lanzó en 2008 y ganó popularidad rápidamente en los años siguientes, sigue siendo el navegador más utilizado hoy en día.
La presión del Departamento de Justicia para obligar a Google a vender su navegador Chrome (que vale “al menos entre 15.000 y 20.000 millones de dólares, dado que tiene más de 3.000 millones de usuarios activos mensuales”, según Bloomberg) es un paso importante para acabar con el monopolio de Google basado en el rastreo y los anuncios, que durante mucho tiempo ha ahogado la innovación.
Google gana tanto dinero a través de los anuncios -más de 300.000 millones de dólares en 2023- que puede utilizar este dinero para superar a la competencia o comprar nuevas empresas e incorporarlas a su propio negocio, antes incluso de que tengan la oportunidad de convertirse en un competidor significativo.
Como es lógico, a Google no le hace ninguna gracia la decisión del DOJ. En una entrada de blog, la empresa escribe:
“En lugar de ello, el DOJ optó por impulsar una agenda intervencionista radical que perjudicaría a los estadounidenses y al liderazgo tecnológico mundial de Estados Unidos. La exagerada propuesta del DOJ va mucho más allá de la decisión del Tribunal. Rompería una serie de productos de Google -incluso más allá de la Búsqueda- que la gente adora y encuentra útiles en su vida diaria”.
Sin embargo, el hecho de que a la gente le encante un producto no justifica que se cometan graves violaciones de la legislación antimonopolio.
Antecedentes: Durante años, Google ha realizado importantes pagos a empresas como Apple, Mozilla y Samsung para garantizar que la Búsqueda de Google siga siendo el motor de búsqueda predeterminado en sus dispositivos y navegadores. Por ejemplo, se calcula que Apple recibe entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anuales por establecer Google como motor de búsqueda predeterminado en Safari, el navegador principal de iPhones, iPads y Macs. Esta asociación es crucial para Google, dada la amplia cuota de mercado móvil de Safari. Del mismo modo, se dice que Samsung gana entre 3.000 y 4.000 millones de dólares anuales por mantener la búsqueda de Google como opción predeterminada en sus teléfonos inteligentes y tabletas.
Estos pagos demuestran el valor que Google otorga al hecho de ser el motor de búsqueda predeterminado. Estos pagos aseguran el dominio de Google en el mercado de los motores de búsqueda, y son una prueba importante en el caso antimonopolio del DOJ que subraya por qué Chrome y Google Search no deben ser propiedad de la misma empresa.
Por qué es problemático combinar navegador y búsqueda
El navegador Chrome de Google controla casi el 67% del mercado mundial de navegadores. Esto por sí solo no es problemático, pero el navegador viene con la Búsqueda de Google por defecto - y, por lo tanto, dirige a sus usuarios hacia el imperio de Google impulsado por la publicidad: Google Search.
El movimiento del DOJ podría marcar un punto de inflexión para que por fin logremos unas condiciones equitativas para empresas como la nuestra que priorizan la privacidad del usuario en lugar de abusar de sus datos para obtener publicidad.
Para Tuta Mail y otras innumerables startups, el dominio de Google ha hecho difícil competir con sus servicios “gratuitos” como Gmail, servicios que sólo son gratuitos en términos monetarios, mientras que los usuarios, sin saberlo, pagan con sus datos personales.
Al ofrecer amplios servicios gratuitos (en términos de almacenamiento y funciones), mucha gente se queda con la oferta de Google aunque existan soluciones mejores. Esto limita la competencia, empujando a los márgenes a alternativas centradas en la privacidad como Tuta Mail.
Una web mejor es posible
Imagina una Internet en la que los usuarios ya no se vean obligados a seguir un modelo único dominado por los ingresos publicitarios y la vigilancia.
Acabar con monopolios como el de Google puede abrir las puertas a la innovación, permitiendo que servicios como Tuta prosperen ofreciendo soluciones que respeten la privacidad del usuario y fomenten la confianza. Este momento también ofrece la oportunidad de replantearnos cómo enfocamos los modelos de negocio en línea: Los servicios que dan prioridad a la privacidad, la transparencia y el empoderamiento del usuario, en lugar de la búsqueda incesante de dólares de publicidad, pueden finalmente obtener el protagonismo que merecen.
Cuando florece la competencia, todos nos beneficiamos, no sólo las empresas como la nuestra, sino también los usuarios, que obtienen acceso a opciones diversas y centradas en el usuario.
Defender la equidad y la privacidad
En Tuta creemos que la privacidad es un derecho fundamental, no un lujo. Hemos creado nuestro servicio de correo electrónico cifrado para proteger a los usuarios de las prácticas invasivas de los gigantes tecnológicos ávidos de datos. Pero el camino hacia una adopción más amplia ha sido empinado, especialmente cuando nos enfrentamos a un adversario tan poderoso como Google.
La decisión del Departamento de Justicia de desafiar el dominio de Google no es sólo una victoria para la competencia, es una victoria para todos los que queremos una Internet mejor.
Instamos a los reguladores a que se mantengan firmes en sus esfuerzos e impulsen soluciones que igualen realmente el terreno de juego.
No se trata sólo de acabar con un monopolio. Se trata de liberarse de un sistema en el que unos pocos gigantes controlan la experiencia en línea de miles de millones de personas.
Aprovechemos esta oportunidad para construir una Internet que dé prioridad a la equidad, la diversidad y, sobre todo, al usuario.
El futuro de la red y nuestra libertad digital dependen de ello.